miércoles, 13 de marzo de 2013

Reflexiones sobre la lectura obligatoria


Me gustaría destacar las ideas que más me han llamado la atención del texto de Escandell "Aportaciones a la Pragmática":

- El reconocimiento de la intención del emisor es un paso imprescindible para que no se produzcan malentendidos.

- Desde pequeños nos vamos acostumbrando a determinados patrones de interacción asociados a determinadas situaciones, y son estos hábitos los que acaban generando una base de conocimiento interiorizado relativamente estable: precisamente de esto se habló en la sesión de chat del viernes, ¿Aprendemos los patrones de interacción social de manera consciente o inconsciente? En mi opinión un poco de todo, y es que creo que depende de la frecuencia en la que se den las situaciones en las que nos encontramos.

- Los actos que favorecen la relación por su propio contenido intrínseco son los que menos necesitan de las maniobras lingüísticas de compensación. Esto explica, por ejemplo que los ofrecimientos se hagan típicamente en imperativo, y no con las fórmulas habituales de las peticiones: nunca me había parado a pensar en esto. Es paradójico que el imperativo, que es una fórmula a simple vista ruda o de mala educación si se presenta fuera de contexto, sea la manera más educada de hacer un ofrecimiento. Significa entonces que no se deteriora la relación social y por lo tanto no es necesario embellecer y mitigar el enunciado.

- Los parámetros con arreglos a los cuales se evalúa lo que es costoso o beneficioso para el destinatario varían considerablemente de cultura a cultura.

- Enseñar a interactuar de manera adecuada y fluida es tan importante como enseñar a producir enunciados gramaticalmente correctos, con la diferencia de que la incorrección gramatical se enmienda inconscientemente en la interpretación, mientras que la inadecuación pragmática no se detecta ni se corrige con la misma facilidad. Cuando hay fallos de esta clase, se originan malentendidos, y éstos crean estereotipos negativos.

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